Próximos a celebrar el día de los muertos, el 1 de noviembre, he pensado que es un buen tema a encarar: el de la muerte y cómo tratarla.
En las últimas semanas te he hablado sobre la estación otoñal, el apego, el desapego y la crisis existencial.
Aquí te dejo los enlaces por si quieres darle un vistazo:
Astenia otoñal, las emociones y el cambio de estación.
El otoño, la estación para practicar el desapego.
Para hablar de la muerte y el duelo, he escrito tres artículos, que compartiré cada semana: “CÓMO TRATAR LA MUERTE”, “EL PROCESO DE DUELO” Y “SOBRE LA MUERTE Y OTRAS PÉRDIDAS”.
¿TE ATREVES A HABLAR O PENSAR SOBRE LA MUERTE?
El miedo a la muerte es un temor universal. Independientemente de la religión, cultura o raza, es un sentimiento que, en la intimidad de tu corazón, temes.
Ni siquiera las personas más religiosas se libran de ello.
La mayoría de las veces, no se suele pensar en la muerte hasta que no ocurre algo que te lleva a hacerlo: una enfermedad grave, un accidente o la muerte de un ser querido.
Sin embargo, sería bueno y sano poder prepararse para este acontecimiento que a todos nos llegará, y conseguir estar en paz con uno mismo para realizar el tránsito de una manera menos traumática.
¿CUAL ES TU ACTITUD CUANDO HABLAS O HABLAN DE LA MUERTE?
Estés en una reunión o en la más absoluta intimidad, tu manera de afrontar la muerte puede ser negándola, desafiándola, angustiándote, sintiéndote aliviada o simplemente, aceptándola.
La más extendida de todas, como puedes imaginarte, es simplemente no pensando en ella, esquivando todo tipo de conversación o reflexión sobre el tema, como si no existiese o fuese un asunto tabú.
Es una actitud muy “occidental”.
A algunas personas les encanta desafiarla, sintiéndose poderosos cada vez que, conscientemente, se “juegan la vida”. Tienen la creencia interior de que “a mí no me va a pasar nada”.
Otros, entran en un temor que les produce angustia. Una actitud pesimista y desesperanzada ante la existencia, reflexionando de forma obsesiva y haciéndose preguntas existenciales como ¿qué sentido tiene vivir o morir? Y ¿cuándo moriré y de qué manera?
Otra forma de encararla es tomándola como un alivio. Si la vida es una lucha, tormento o demasiado insustancial, es un anhelo conseguir salir de ese círculo a través de la muerte.
En este caso, pueden surgir dialécticas sobre el suicidio o la eutanasia.
Por último y la actitud más saludable y realista es la aceptación de este tránsito final. Esto te hace ser consciente de la mortalidad física, te ayuda a valorar la vida, a agradecer tu existencia y todo lo que te suceda a lo largo de ella.
¿SOLO LA MUERTE ES UNA PÉRDIDA?
Además de la muerte, hay otras pérdidas que son vividas como un duelo, como puedes leer a continuación.
Tener recursos, autoestima o habilidades sociales, por ejemplo, te ayudarán a afrontar mejor estas circunstancias.
OTRAS PÉRDIDAS
-PÉRDIDAS EVOLUTIVAS: propias de la vida, como el final de la vida universitaria, el final de la soltería, la vejez, la jubilación, etc.
-PÉRDIDAS MATERIALES: por ejemplo, en un robo, si te arruinas y pierdes tu casa, si eres víctima de un fraude y pierdes tus ahorros, etc.
-PÉRDIDA DE CAPACIDADES: la amputación de un miembro, una ceguera o sordera, etc.
-PÉRDIDAS RELACIONALES: el fallecimiento de un ser querido, un divorcio o la muerte de una mascota son claros ejemplos.
¿PUEDO PREPARARME PARA COMPRENDER MEJOR LA MUERTE?
Sí. Y hacerlo te sentará muy bien porque, además de ayudarte a comprender mejor el proceso y a aceptarlo, te proporcionará otra actitud distinta hacia la vida y todas las circunstancias que la rodean. Aportará valores distintos a tu forma de ver las cosas y a sentir de otra manera.
Algunas sugerencias:
LA VIDA NO ES UNA LUCHA. Tener esa creencia provoca que, cualquier pérdida la relaciones con debilidad, con una falta de poder con ella y de derrota. Por ello, no es aconsejable “luchar” contra ninguna enfermedad. La vida NO es una batalla.
SOMOS SERES FÍSICAMENTE “FINITOS” y cuanto mejor lo comprendas y conciencies menos sufrimiento te aportará el concepto de la muerte.
CIERRA CÍRCULOS, no dejes cosas o circunstancias a medias o mal terminadas. Esto puedes adaptarlo a cualquier momento de tu vida. Cuando una persona está próxima al proceso de la muerte, es bueno que se despida de sus seres queridos, lugares u objetos, aunque esto no significa que tenga que sentarse a esperarla con una inactividad total.
AGRADECE Y ACEPTA toda tu existencia. Reconcíliate contigo misma, con las personas o situaciones con los que no estés bien y permítete dejar una huella en el corazón de otros cuando ya no estés.
ACEPTA CÓMO HA SIDO TU VIDA. Da igual qué tipo de experiencias has tenido. Siéntete orgullosa de todo lo que has hecho y conseguido, de las decisiones que has tomado y de lo que hayas podido aportar.
NO LAMENTES LO QUE NO HAS HECHO, ni los sueños que no has podido alcanzar.
EXPRESA EL AMOR QUE SIENTES a tu familia, amigos o compañeros. No tengas vergüenza ni temor en decir “te quiero” a tu familia ni amigos. No temas que se malinterpreten tus palabras si dices “lo que más me gusta de ti es…”, “me encanta cómo eres”, “me siento mal por aquella vez que…”
CONCLUSIÓN
Aunque este artículo ha ido sobre la muerte, todos los consejos que te he ofrecido van encaminados a una vida mejor. Pueden formar parte de tu diario vivir porque te enriquecerán, te harán mejor persona y te ayudarán a cambiar de actitud en tu experiencia vital.
No te pierdas el próximo artículo en el que te hablaré del duelo y de sus fases.
Puedes dejar tus comentarios abajo.
Merche
Hola Fina!!! Me parece muy interesante el tema de la muerte, del duelo y la pérdida de otras personas .
Yo hablo con naturalidad de la muerte porque es u proceso ,,igual que nacemos, morimos,tengo más miedo al sufrimiento y también a la pérdida de mis seres queridos, creo que ai entraríamos en el duelo , eso lo llevaría peor
Gracias.
,
Fina Esclapez
Hola Merche!
Gracias,
está muy bien tratar con naturalidad el tema de la muerte y quitarle dramatismo, pues antes o después todos tenemos una cita ineludible con ella.
Por eso lo mejor es tratar el tema de forma natural y aceptar que así es.
Efectivamente, creo que a lo que tememos la mayoría es al sufrimiento que puede conllevar, en ocasiones, ese trance.
Muchas gracias por tu comentario.